Conozco el tema
Esta es la respuesta a "Conocemos quiénes son",carta al director en el Diario de Cádiz:
Don José Sánchez, yo, conozco el tema. Y como conozco el tema, me atrevo a opinar a los cuatro vientos que todo lo que expuso en su carta al director Conocemos quiénes son, publicada hace unas semanas, es producto de una lacra social que aún, en el siglo XXI está presente en muchos hogares españoles: la incultura.
Y no me refiero a tener o no unos estudios, sino a tener o no una educación, algo que humaniza y forma mucho más a las personas que los libros. En la educación está la clave, en un hogar estable y con un ambiente social favorable, donde se aprende y te enseñan día a día, a distinguir lo moral de lo inmoral, lo justo de lo injusto, lo leal de lo desleal y miles de valores más que se afanan en promulgar unos buenos padres, como los míos afortunadamente.
Por todo esto, y no por casualidad, la mayoría de las veces narcotraficantes y toxicómanos provienen del mismo mundo, carente de valores humanos y respeto hacia los demás. Lo que los distingue, es fácil: en su lucha por la supervivencia los listos se hacen narcos y los buenos se enganchan a ese veneno para olvidar, a ratos cortos, lo injusta que es la vida al no haberles proporcionado a ellos esa educación de la que hablamos.
Están tan unidos estos dos horizontes, que incluso incomprensiblemente se llegan a dar dentro de las puertas de un mismo hogar. Mientras uno vende caballo y se enriquece, el otro consume su vida y cae en un pozo del que muy pocos logran salir.
Y aprovecho también para proclamar: ¡basta ya de hipocresía! Vamos a concienciarnos del problema social que estamos viviendo y a darle a cada uno las herramientas necesarias para que cambien el rumbo de sus vidas. El toxicómano es un enfermo que necesita ayuda y no un apestado, y el camello es alguien sin escrúpulos que necesita que alguien se los enseñe, no un nuevo rico.
Espero que esté de acuerdo conmigo. Simplemente, me he atrevido a opinar porque, conozco el tema.
MariSantos Jiménez
Don José Sánchez, yo, conozco el tema. Y como conozco el tema, me atrevo a opinar a los cuatro vientos que todo lo que expuso en su carta al director Conocemos quiénes son, publicada hace unas semanas, es producto de una lacra social que aún, en el siglo XXI está presente en muchos hogares españoles: la incultura.
Y no me refiero a tener o no unos estudios, sino a tener o no una educación, algo que humaniza y forma mucho más a las personas que los libros. En la educación está la clave, en un hogar estable y con un ambiente social favorable, donde se aprende y te enseñan día a día, a distinguir lo moral de lo inmoral, lo justo de lo injusto, lo leal de lo desleal y miles de valores más que se afanan en promulgar unos buenos padres, como los míos afortunadamente.
Por todo esto, y no por casualidad, la mayoría de las veces narcotraficantes y toxicómanos provienen del mismo mundo, carente de valores humanos y respeto hacia los demás. Lo que los distingue, es fácil: en su lucha por la supervivencia los listos se hacen narcos y los buenos se enganchan a ese veneno para olvidar, a ratos cortos, lo injusta que es la vida al no haberles proporcionado a ellos esa educación de la que hablamos.
Están tan unidos estos dos horizontes, que incluso incomprensiblemente se llegan a dar dentro de las puertas de un mismo hogar. Mientras uno vende caballo y se enriquece, el otro consume su vida y cae en un pozo del que muy pocos logran salir.
Y aprovecho también para proclamar: ¡basta ya de hipocresía! Vamos a concienciarnos del problema social que estamos viviendo y a darle a cada uno las herramientas necesarias para que cambien el rumbo de sus vidas. El toxicómano es un enfermo que necesita ayuda y no un apestado, y el camello es alguien sin escrúpulos que necesita que alguien se los enseñe, no un nuevo rico.
Espero que esté de acuerdo conmigo. Simplemente, me he atrevido a opinar porque, conozco el tema.
MariSantos Jiménez
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